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Loro Parque lidera un proyecto pionero en el que participarán más de cien delfines de catorce zoos europeos para estudiar si los animales padecen estrés. Este estudio se realizará de forma simultánea en todas las entidades participantes y consiste en analizar muestras de saliva en las que se detectarán los niveles de la hormona cortisol. Hasta ahora, para realizar este tipo de estudios era necesaria la extracción de sangre.

El Dr. Javier Almunia, director de Medio Ambiente de Loro Parque Fundación, explica que uno de los aspectos fundamentales de los zoológicos modernos como Loro Parque, es su implicación en proyectos de investigación para conocer hasta qué punto los animales que acogen presentan algún problema de estrés crónico, que pueda desembocar en una patología.

Por este motivo se investigan indicadores de estrés bastante complejos, pues hay marcadores bioquímicos y de hormonas, como la citada cortisol, y que es una herramienta más para ayudar a hacer un estudio en conjunto del animal, pues también se analiza si tiene un comportamiento apático o se relaciona bien con el resto del grupo.

Javier Almunia, que es doctor en Ciencias del Mar, explica que el estrés es una reacción fisiológica natural que se da en todos los seres vivos y sirve para preparar el organismo ante un posible cambio o peligro. De hecho, “vivir una situación de estrés no es malo en sí mismo – aclara- sino que el problema aparece cuando el estrés dura mucho en el tiempo o se cronifica. Es en esa situación, cuando el estrés puede favorecer la aparición de enfermedades”, puntualiza.

La eficacia de medir los niveles de esta hormona recae en que sus resultados son casi inmediatos, de forma que se puede intervenir «muy rápido» si es necesario, señala el experto. La novedad del proyecto que lidera Loro Parque Fundación es que hasta ahora se ha utilizado el cortisol presente en sangre y ahora el método se basa en analizar la saliva.

Lo que se requiere previamente para que el dato sea útil es conocer cuál es la concentración normal de cortisol en el animal para determinar si luego los resultados son elevados o no. Los animales serán seleccionados aleatoriamente para asegurar que los delfines participantes en el estudio presentan concentraciones normales de cortisol.

Los zoológicos participantes son tres de España; dos de Portugal, Francia e Italia en cada país; y uno de Holanda, Alemania, Suecia y Finlandia.

Cada centro aplicará la misma metodología en una franja de entre quince y veinte días, en función de las posibilidades de su respectivo delfinario, y las muestras se enviarán para su estudio a la Universidad Autónoma de Barcelona.

El experimento durará para cada animal cuatro días, ya que el cortisol tiene un ciclo natural según el cual los niveles de esta hormona disminuyen de noche y se incrementan durante el día, por lo que una medición puede arrojar una fase alta de forma natural, aunque el delfín no tenga estrés.

Así, se evaluará esta curva de subida y bajada del cortisol durante cuatro jornadas para poder establecer un promedio que determine el rango natural de concentración de la hormona en el animal.

Javier Almunia indica que el único requisito para el estudio es que los animales estén «entrenados», habituados a salir unos instantes del agua, lo que no ocurre con las crías.

La toma de saliva es rápida y no genera ningún tipo de manipulación ni estrés añadido al animal, ya que se realiza cuando el delfín sale del agua, se espera unos segundos a que la boca esté vacía de líquido y entonces se pasa por la mucosa una especie de bastoncillo largo de algodón.

En total la operación dura unos 30 segundos y es un método que se puede aplicar a otros animales, como orcas y leones marinos, también con el requisito de contar con un estudio previo para saber la concentración normal de cortisol en animales sanos. El análisis de cortisol, indica el experto, «es un indicador, no la piedra filosofal», pero supone una buena herramienta para luego desarrollar el diagnóstico adecuado a una posible patología del animal.