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En su página de Facebook, Delfinarien-Info ha publicado un comentario de un experto que nos gustaría compartir, ya que cuestiona los métodos de la Dra. Ingrid Visser, instigadora de la mayor parte de las críticas continuas e infundadas que recibimos de los grupos de los animalistas.

Resulta que la Sra. Visser que recientemente asumió la responsabilidad de rescatar y recuperar una cría de orca ha cometido una cantidad considerable de errores graves. Incluso parece que tras la muerte del animal decidió enterrarlo sin hacer un estudio post-mortem del animal, lo que supondría desperdiciar la oportunidad de ayudar en el futuro a estos y otros cetáceos en la naturaleza.

Lo ocurrido en Nueva Zelanda ha ocasionado mucho alboroto en los últimos días. Sin embargo, no me he manifestado al respecto porque en primer lugar, no somos como los que odian de forma histérica a los delfinarios ni tampoco activistas por los derechos de los animales. En segundo lugar, quiero explicar a una señora radical y poco profesional, por medio de este informe, cómo trabaja un verdadero científico: antes de publicar algo, espera a los resultados.

La destinataria de mi crítica es Ingrid Visser, investigadora de cetáceos. Esta señora intentó difundir una historia conmovedora sobre una orca bebé y su rescate. Digo “intentó” porque la pequeña orca ya ha muerto. Ingrid Visser no tiene otro entretenimiento que espiar a delfinarios científicos y desacreditar sus programas de rescate profesionales y de éxito. Tal es el ejemplo de Morgan, la joven orca hembra que fue rescatada en la costa holandesa por expertos del Delfinario Harderwijk. Insisto, con éxito.

Ingrid Visser critica la cautividad de delfines y orcas, y por ello insistió con perseverancia que el rescate de la orca neozelandesa, llamado Bob, debía basarse en la reintroducción inmediata a su hábitat. Cualquier experto en rescates de cetáceos le diría ahora que hay que proceder paso a paso, y no saltarse el protocolo. Pero esto es solamente un criterio personal. Más bien hay que plantearse cómo se puede liberar de nuevo a una orca cuando se la ha mimado y tratado como a una mascota. La forma patética en la que Ingrid Visser acostumbra a tratar a las orcas silvestres, ha sido en esta ocasión incluso más absurda.

¿Se puede rescatar a una orca solamente hablando con ella o “estimulándola” por personas debajo del agua, tal como expresa la señora Visser? ¡No! Ese es el mayor error que se puede hacer si se quiere rehabilitar y liberar de forma exitosa a un animal. En la estación de salvamento SOS Dolfijn en Harderwijk, he observado muchas veces cómo debe realizarse una rehabilitación correcta. Si un animal puede nadar de forma autónoma, ningún humano debe entrar en el agua. El hombre solamente puede estar cuando se alimenta o se cura al animal, de resto, ni siquiera debe estar al borde de la piscina. ¡Todo contacto con humanos puede suponer para una orca silvestre y enferma un estrés enorme!

La ignorancia y las mentiras de esta señora son increíbles. Por ejemplo, afirma que la orca se encontraba en una piscina (sin filtros) en un lugar desconocido. Sin embargo, en todas las imágenes de los medios se ve a montones de personas alrededor de la piscina pequeña. Por supuesto con cámaras y teléfonos móviles. Personas que tosen, estornudan, hablan y se ríen. Y todo esto a tan solo un metro de la joven orca debilitada. ¡Gracias por todos estas gérmenes!

A Ingrid Visser no se la ve en ninguna foto con protección bucal o guantes. En comparación, muestro como se trata a los pacientes en Texas Marine Mammal Stranding Network:

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Esto es surrealista ya que Ingrid Visser ha espiado muchas veces en los parques de SeaWorld en los que ha grabado sesiones de entrenamiento. Se quejaba, entre otras cosas, de determinados comportamientos médicos se realizaban sin guantes. Una de dos, o Ingrid Visser cree ser capaz de sanar con sus manos, y por ello no necesitar guantes (lo cual desgraciadamente no lo han confirmado los resultados), o simplemente no ha pensado en las consecuencias.

Se plantean además otras cuestiones, tras la noticia publicada hace unos meses, en la que se dice de que Ingrid Visser ha recibido un total de 1.2 Millones de Dólares en donaciones para proyectos de orcas de una empresa multinacional americana de juguetes. ¿Dónde está el dinero? La piscina diminuta para una acción importante de rescate no puede haber costado tanto. Aquí, al igual que en otras organizaciones de derechos pro animales, también desaparece de forma misteriosa el dinero.

La muerte de esta orca es trágica. Las posibilidades de sobrevivir eran mínimas y los equipos de rescate de delfines también pierden muchos pacientes. Pero los científicos pueden aprender de los errores. Sin embargo la señora Visser no. En lugar de solicitar una necropsia, se ha enterrado a la orca enseguida. No es la primera vez que desaparecen de forma misteriosa los animales muertos que se encuentran bajo el cuidado de activistas extremistas. Ric O´Barry también ha evitado la exploración de animales. Lamentablemente no podemos averiguar de qué murió Bob. Una vergüenza para una mujer que se autodenomina científica.

Texto original en Facebook

Como demuestra esta publicación las circunstancias de esta trágica muerte de la cría de orca llamada Bob en Nueva Zelandia dejan muchas preguntas para contestar sobre la calidad del cuidado ofrecido al animal.

Tenemos que destacar que las necropsias tienen un valor científico muy alto! Son el mayor recurso científico para conocer las enfermedades que los afectan y las causas por las que varan o se separan de sus grupos. Si realmente no se ha hecho un estudio post-mortem completo de esa cría, esto sería un error grave que reduce las posibilidades de ayudar a otros cetáceos en las mismas condiciones en el futuro.